martes, 25 de octubre de 2011

Mi ensayo reflexivo

¿Me veo yo cómo un Tutor?

Todos hemos criticado o hecho críticas acerca un tema, ya sea para resaltar las cualidades o virtudes de algo o alguien, o para injuriar algún acto o desempeño que nos haya desilusionado u ofendido. Es también en el ejercicio de la crítica donde refutamos las opiniones de nuestros congéneres, comunicamos nuestra perspectiva de una situación y hacemos valer nuestra palabra a la sociedad.
Pero aun con todos estos papeles que la crítica tiene que hacer valer sigue siendo una herramienta, y como toda herramienta está destinada a ser servidora de su usuario. Es por esto que la apreciación tiende a tener usos tan diversos y distintos: Así como tiene la capacidad de ser usada para un noble propósito, puede ser empleada para hacer más miserable la vida de las personas mediante juicios y prejuicios.
 Es a partir del volátil papel que esta herramienta puede tener han surgido entidades y oficios que buscan de una manera u otra hacer vale su opinión, ya sea criticando severamente alguna expresión artística, o también llenándolo de halagos. Pero hay una entidad en la Universidad Javeriana de Cali que ha llamado mi atención: El Centro de Escritura.
El centro de escritura no es más de lo que su nombre nos indica, un lugar para escribir. Pero no es cualquier lugar para escribir, es uno donde aprendes a escribir, ¿Cómo? Básicamente enseñando a las personas a no cometer las faltas que normalmente tienden a hacer, usando métodos poco tradicionales (la de los salones y los pupitres) como un “cara a cara” de 2 estudiantes. Uno de ellos viene con un texto (o con ninguno) para corregir o para revisar simplemente, y otro que solo esta para leerlo y escucharlo. En ese encuentro (limitado a una hora) el estudiante que corrige hace uso de la crítica constructiva: hace ver las falencias del texto de su compañero pupilo y de cómo puede él evadirlas sin perjudicar las ideas y la estructura de su escrito.
Después de analizar el verdadero sentido práctico de la crítica, y como esta herramienta es empleada por el Centro de Escritura Javeriano, lo que único que se me viene a la mente es la pregunta ¿Puedo ser parte de todo esto? No solo parte del centro, si no también parte del ideal, de que los estudiantes mismos podemos ayudarnos (Javeriano ayuda a Javeriano) sin tener que perjudicar o poner en riesgo nuestra integridad como personas.
Más allá de ese ideal, el centro requiere tutores competentes y que cumplan con un perfil que los haga merecer ese título. Un tutor debe ser alguien capaz de socializar con la persona que va a corregir, que le inspire respeto pero no le infunda temor, una persona en la que el estudiante pueda confiar y no sentirse humillado por sus errores. Hasta donde yo sé mi aspecto lo último que suele causar en la gente es intimidación, y cuando se trata de ganarme la confianza de la gente, bueno, me sé uno que otro chiste, creo que ese aspecto puede ser una ventaja para mi papel de tutor.
Otro requerimiento es una alta calidad de escritor y lector, es decir, alguien que pueda hablar con autoridad y seguridad cuales son las mejores de hacer un texto sin caer en errores y contradicciones. Este punto creo que es una debilidad, ya que es cierto que puedo lograr hacer escritos sensacionales y meritorios, pero mi formación como escritor está en pañales (o por lo menos acepto eso), por lo que la inexperiencia de ser tutor podría jugarme una mala pasada, como tratar de enseñar al estudiante a escribir un ensayo de la misma manera de como aprendí en el curso del CEJ, aun así sé que soy alguien que aprende con facilidad ese tipo de habilidades, por lo que puedo empezar a adquirir destrezas una vez tenga experiencia y práctica.
Y otros requisitos muy importantes que deben tener los tutores son MUCHA paciencia y MUCHA habilidad. Paciencia en el momento de tener al estudiante al lado, simplemente porque los hábitos de estudio y de trabajo no suelen ser los mismos que los del tutor, dando cabo a un conflicto si el tutor no tiene la paciencia necesaria para bordear la situación. Habilidad para anticiparse a las intenciones de su estudiante cuando este le quiera meter gato por liebre, alguno se preguntará ¿Cómo un estudiante embaucaría a un tutor? Llevándome a exponer una situación muy común en la Universidad: Un estudiante inexperto, que no supo organizar su tiempo para una tarea va al centro pretendiendo que necesita escribir un texto, pero en realidad busca que algún tutor novato haga el escrito por él, usando candongas y adulaciones lo convence de que escriba el texto, mientras el tutor dormido en sus laureles y convencido de su grandeza hace la tarea del estudiante.
Frente a esas dos situaciones creo que mi paciencia es algo que me caracteriza, y puedo tolerar las diferencias con los estudiantes, y no ignorare sus actitudes, mostrándoles que habrá mucho tiempo después de la sesión para poder hablar. En cuanto a la habilidad de predecir al estudiante, considero que mi experiencia en el ajedrez (de algo tenía que servir ese juego de mesa) y tantos años siendo el engranaje de personas e ideas me permiten darme cuenta cuando alguien es lo suficiente bellaco para tratar de manipularme. Considero que el riesgo más cercano que tengo es el temor de olvidar lo que el centro me enseño, y que en un momento llegue a estar en silencio sin poder decir o hacer nada con el estudiante al frente, no tanto por
Otros aspectos como las enseñanzas del centro, la oralidad y la cercanía al estudiante me tomarían varias sesiones afianzarlas, y otras reuniones más ponerlas en práctica, pero la experiencia adquirida en eso me servirá no solo en la Universidad sino toda la vida, por lo que me empeñaré en ir habituándome a los procesos y enseñanzas que el CEJ me puede ir impartiendo a lo largo de mi vida universitaria. 

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